La reunión del G-20 en Londres es histórica por muchas razones. Tiene paralelos con la infructuosa reunión que se llevó a cabo, también en Londres, en 1933, y que fracasó en su intento de detener el inicio de la Gran Depresión. Como aquella reunión, sucede en un momento de contracción económica global, desempleo y proteccionismo creciente, e incertidumbre en las consecuencias políticas sobre las estabilidad de gobiernos nacionales frente a una ola de crimen, protesta, e inquietud generalizada. En 1933 se establecieron las raíces del sistema de Bretton Woods, que llevaron a la institucionalización de la idea de un “fondo de estabilización” en 1944 con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. ¿Podrá el G-20 evitar los errores y fracasos de la reunión de 1933 al establecer la base del futuro orden global? ¿Cuales serían los elementos probables de este futuro orden global?
Así como la reunión de 1933 significó la decadencia de la pax británica, la nueva reunión del G-20 significa la decadencia de la pax americana. Aunque Estados Unidos continuará siendo una nación poderosa, las placas tectónicas del orden mundial se han movido. Una señal de esto, es el llamado de China para sustituir el dolar como la moneda de reserva del mundo por los Derechos Especiales de Giro (DEG), una moneda sintética y compuesta que maneja el FMI. Otra señal es el improbable regreso del modelo de crecimiento basado en exportaciones, dependiente del siempre creciente consumo de EU, como ha evidenciado la alerta del presidente Obama de que los días de consumo ilimitado por su país han llegado a su fin. Pero la señal más importante de la decadencia de la pax americana, y de los basamentos del orden económico liberal de la posguerra, viene del crecimiento del regionalismo, el comercio sur-sur y los mecanismos alternativos de gobierno global que pueden confrontar la hegemonía del sistema Bretton Woods.
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Saludos desde el frio,
Froy